jueves, 8 de noviembre de 2012

NUESTRA TRANSFORMACION A BiblioCra


Actualmente las generaciones que asisten a las instituciones de  educación  primaria o secundaria requieren de un aprendizaje  que les permita en un futuro desenvolverse en el conglomerado de actividades, competencias y habilidades que demanda la sociedad globalizada.

A toda institución educativa se le exige que forme un estudiante competente, no sólo que sepa del tema tratado en la clase, sino también que tenga la habilidad para emplearlo en la generación de nuevos conocimientos o en la solución de problemas. Para eso el docente encomienda tareas y actividades dentro y fuera del aula.

No obstante, con las nuevas tecnologías de información y comunicación,  la exigencia es mayor, ya que no sólo se requiere recuperar la información de una página electrónica, de una base de datos o de un dispositivo electrónico, sino que debe investigarse, contrastarse y comprenderse para que el alumno construya su propio punto de vista y de esta manera ejerza una actitud participativa y construccionista de su propio aprendizaje. 

Según el Ministerio de Educación, históricamente y hasta hace muy pocos años, la biblioteca escolar costarricense no había logrado el apoyo gubernamental necesario, por lo que la creación de nuevos servicios de biblioteca  respondió más a una demanda de la comunidad educativa que a una política de Estado o a la planificación institucional; a pesar del reconocimiento a nivel académico de la biblioteca escolar como un recurso indispensable de apoyo al currículo.

            Es así como la nueva biblioteca escolar fue llamada a retomar su rol, concebida como un lugar de aprendizaje, de encuentro y comunicación, integrado en el proceso pedagógico para favorecer la autonomía y la responsabilidad del estudiante. Se concibe como un espacio esencial que contribuye, desde las edades más tempranas, al desarrollo de las potencialidades creadoras, al interés por el aprendizaje permanente y la motivación por la investigación.

            Por lo tanto, estos espacios deben proporcionar múltiples servicios de información y ofrecer acceso, por diferentes vías, a fuentes bibliográficas y materiales complementarios. Constituye además, un lugar favorable al estudio, a la investigación, al descubrimiento, a la autoformación y al fomento de la lectura; y como ambiente enriquecedor permite presentar múltiples perspectivas del conocimiento, siendo una comunidad de aprendizaje, caracterizada por la participación e interacción de los diferentes agentes del sistema educativo, conformando un equipo de trabajo que orienta y propicia el proceso educativo.

            Es por ello,  que desde las bibliotecas educativas y Centros de Recursos para el Aprendizaje (CRA) se promueve la participación activa de los estudiantes y personal de cada centro educativo en todas las actividades y en la resolución de problemas, tanto institucionales como de la misma comunidad; con lo cual, la biblioteca adquiere un protagonismo histórico e indispensable al llevar sus servicios, actividades y productos más allá de sus paredes, proyectándose a la comunidad e insertándose en ella como una generadora de conocimientos y alternativas de desarrollo comunal.
           
Por tanto,  la biblioteca en su transformación a CRA, debe convertirse en un sitio de encuentro físico y virtual de la información que se convierte en conocimiento, donde el alfabetismo, la indagación, la reflexión, la imaginación, el descubrimiento y la creatividad sean fundamentales para el aprendizaje de los estudiantes en todas las áreas curriculares y su formación integral como personas.

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